ARGENTINA.- Para cuando Diego Forlán cruzó por debajo al portero Justo Villar, tras un magistral pase de cabeza de Luis Suárez, para anotar el 3-0 en las postrimerías del partido, Óscar Washington Tabárez pudo por fin empezar la celebración, levantando los brazos, elevando la mirada y dibujando con sus labios el grito profundo y orgulloso: “¡Uruguay!”.
El ‘Maestro’, indudablemente uno de los hombres más felices que podía haber sobre la Tierra en el momento, vio así consumado el renacimiento del futbol uruguayo, apenas cinco años después de haber iniciado la revitalización de un balompié charrúa que hoy tiene al mundo volteando a verlo.
Uruguay ganó el domingo su primer campeonato de futbol internacional de relevancia 16 años después de haber obtenido la Copa América en su propio suelo. Y lo hizo jugando mejor que cualquiera: invicto, de menos a más, con la mayor cantidad de goles anotados (9), con la mejor defensa (3 goles recibidos en 570 minutos), con una racha de 283 minutos sin que su arco fuera vulnerado y pasándole por encima a Paraguay en el partido por la copa.
El domingo en el Monumental de Núñez, en Buenos Aires, solo hubo un equipo en la cancha. Uruguay salió con todo a noquear a una selección paraguaya que llegaba por obra de la suerte y de un enorme arquero en Villar, pero sin conocer el triunfo en Argentina 2011. Ni siquiera el pésimo arbitraje pudo cambiar el destino que ya parecía tallado en la copa.
Uruguay lo hizo con grandes líderes en el campo, como el capitán Diego Lugano en la defensa y el formidable Forlán en la delantera. Con jugadores de reparto imprescindibles como Maxi Pereira y Diego Pérez, y ascendentes figuras como el portero Fernando Muslera y el volante Álvaro Pereira. Por supuesto, ‘La Celeste’ se coronó con los goles de Suárez, el mejor futbolista de la Copa América, que confirmó ser uno de los mejores delanteros de la actualidad.
“Queríamos demostrar que lo del Mundial no había sido casualidad. No tenemos dos huevos, tenemos tres”, afirmó un eufórico Suárez en plena celebración. El delantero del Liverpool marcó el primer gol de la final y había anotado los dos tantos para acceder a la misma en aquel 2-0 sobre Perú en semifinales.
La fiesta en la comunidad uruguaya continúa. ‘¡Uruguay!, un grito que nace del alma’, título la página de Internet del diario uruguayo El País. Y es que el ayuno era prolongado. Si bien el equipo charrúa venía cumpliendo con buenas actuaciones en Copa América, en donde le alcanzaba para figurar entre los mejores cuatro, el lugar de ‘La Celeste’ en el plano mundial del futbol era el de un equipo más.
No esta selección de Uruguay, fuerte, convencida, compacta y letal. Su camino en Argentina 2011 empezó con dos empates, 1-1 contra Perú y 1-1 contra Chile. Avanzó a los cuartos de final al superar a México (1-0) y luego libró una batalla épica contra el anfitrión Argentina (1-1) en Santa Fe.
Al eliminar al gran favorito en penales, Uruguay había despejado el camino con un doble beneficio: llegar a las semifinales y quedar como la selección con más atributos para pelear la corona, ya sin la sombra albiceleste ni tampoco la verdeamarelha.
Ni Perú (2-0), ni la ultradefensiva Selección de Paraguay tuvieron argumentos para siquiera incomodar al hoy flamante rey continental.
“Ganamos la Copa América número 15 y quiero dedicar este triunfo a los técnicos y jugadores que ganaron la 14 porque llegamos a la 15 porque antes hubo una 14”, dijo el ‘Maestro’ Tabárez fiel a su modestia y conciencia histórica. “Es la historia del futbol uruguayo. Se gana por causalidad y no por casualidad”.
Cuando Lugano recibió la copa de manos de Joseph Blatter, presidente de la FIFA, y Nicolás Leoz, titular de la Conmebol, Uruguay dejó atrás a Argentina y estableció un nuevo récord con su decimoquinta conquista de la Copa América, para elevar muy arriba el orgullo de un pueblo que respira futbol y que se vuelve a posicionar como potencia a pesar de tener una población menor a los 3.5 millones de habitantes.
El ‘Maestro’, indudablemente uno de los hombres más felices que podía haber sobre la Tierra en el momento, vio así consumado el renacimiento del futbol uruguayo, apenas cinco años después de haber iniciado la revitalización de un balompié charrúa que hoy tiene al mundo volteando a verlo.
Uruguay ganó el domingo su primer campeonato de futbol internacional de relevancia 16 años después de haber obtenido la Copa América en su propio suelo. Y lo hizo jugando mejor que cualquiera: invicto, de menos a más, con la mayor cantidad de goles anotados (9), con la mejor defensa (3 goles recibidos en 570 minutos), con una racha de 283 minutos sin que su arco fuera vulnerado y pasándole por encima a Paraguay en el partido por la copa.
El domingo en el Monumental de Núñez, en Buenos Aires, solo hubo un equipo en la cancha. Uruguay salió con todo a noquear a una selección paraguaya que llegaba por obra de la suerte y de un enorme arquero en Villar, pero sin conocer el triunfo en Argentina 2011. Ni siquiera el pésimo arbitraje pudo cambiar el destino que ya parecía tallado en la copa.
Uruguay lo hizo con grandes líderes en el campo, como el capitán Diego Lugano en la defensa y el formidable Forlán en la delantera. Con jugadores de reparto imprescindibles como Maxi Pereira y Diego Pérez, y ascendentes figuras como el portero Fernando Muslera y el volante Álvaro Pereira. Por supuesto, ‘La Celeste’ se coronó con los goles de Suárez, el mejor futbolista de la Copa América, que confirmó ser uno de los mejores delanteros de la actualidad.
“Queríamos demostrar que lo del Mundial no había sido casualidad. No tenemos dos huevos, tenemos tres”, afirmó un eufórico Suárez en plena celebración. El delantero del Liverpool marcó el primer gol de la final y había anotado los dos tantos para acceder a la misma en aquel 2-0 sobre Perú en semifinales.
La fiesta en la comunidad uruguaya continúa. ‘¡Uruguay!, un grito que nace del alma’, título la página de Internet del diario uruguayo El País. Y es que el ayuno era prolongado. Si bien el equipo charrúa venía cumpliendo con buenas actuaciones en Copa América, en donde le alcanzaba para figurar entre los mejores cuatro, el lugar de ‘La Celeste’ en el plano mundial del futbol era el de un equipo más.
No esta selección de Uruguay, fuerte, convencida, compacta y letal. Su camino en Argentina 2011 empezó con dos empates, 1-1 contra Perú y 1-1 contra Chile. Avanzó a los cuartos de final al superar a México (1-0) y luego libró una batalla épica contra el anfitrión Argentina (1-1) en Santa Fe.
Al eliminar al gran favorito en penales, Uruguay había despejado el camino con un doble beneficio: llegar a las semifinales y quedar como la selección con más atributos para pelear la corona, ya sin la sombra albiceleste ni tampoco la verdeamarelha.
Ni Perú (2-0), ni la ultradefensiva Selección de Paraguay tuvieron argumentos para siquiera incomodar al hoy flamante rey continental.
“Ganamos la Copa América número 15 y quiero dedicar este triunfo a los técnicos y jugadores que ganaron la 14 porque llegamos a la 15 porque antes hubo una 14”, dijo el ‘Maestro’ Tabárez fiel a su modestia y conciencia histórica. “Es la historia del futbol uruguayo. Se gana por causalidad y no por casualidad”.
Cuando Lugano recibió la copa de manos de Joseph Blatter, presidente de la FIFA, y Nicolás Leoz, titular de la Conmebol, Uruguay dejó atrás a Argentina y estableció un nuevo récord con su decimoquinta conquista de la Copa América, para elevar muy arriba el orgullo de un pueblo que respira futbol y que se vuelve a posicionar como potencia a pesar de tener una población menor a los 3.5 millones de habitantes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario